miércoles, 17 de septiembre de 2008

Pensamientos a la luz de Telemann

Comienzo el día escuchando a Telemann mientras desayuno. No sé bien por qué, pero el alemán barroco me insìra a la hora de engullir un buen café con leche y unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa. Me inspira a disfrutar tranquilamente de las primeras viandas del día y a empezar la jornada con fuerzas y frialdad de mente.

Sangre fría para pensar que la amistad es posible. Sólo debo relativizar más las cosas, quitarles tanta importancia, disparar contra tanta seriedad, tomar la vida con más humor, entender y aceptar... sacar a flote una verdad: aunque a veces me sentí incapaz, nunca dejé de querer ser su amigo.

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