lunes, 11 de diciembre de 2006

Tirando renglones de madrugada... y el capcioso espacio/tiempo haciendo malabares con un servidor

Terminó el fin de semana. Terminó definitivamente. Pero es curioso: cuando para la mayoría de los habitantes de este bendito y cada vez más jodido planeta empieza la rutina laboral gris (o colorida), desabrida (o sustanciosa)... yo escucho el pistoletazo de salida -mejor dicho, de entrada- al mundo de la improvisación, a una dimensión donde la relación espacio/tiempo es tan relativa y capciosa que a veces me lleva a creer que la saboreo y manoseo cuando en realidad apenas la estoy acariciando con la yema de los dedos.

Cada vez siento más que el espacio/tiempo me la está jugando; es más, está haciendo malabares conmigo e incluso se carcajea luciendo su dentadura sucia y fétida.

Después, todo lo que queda es puro aliento. El espacio/tiempo se torna en un hálito que intento atrapar al vuelo como si fuera un experto murciélago hastiado de insectos. Intento apresarlo, pero caigo torpemente de bruces contra el suelo. Una y otra vez.

A la 1.53 horas de la madrugada de un lunes cualquiera todo apunta a escupir una frase que ya peca de vulgar y tediosa: "Una nueva semana empieza".

¿Y qué?

En ocasiones, que una nueva semana comience tiene de bueno que esa nueva semana acabará. Aunque otras veces nunca queremos que llegue el final. En este momento sí que lo deseo... que termine la semana, quiero decir; porque sé que los siguientes siete días me esperan con cositas buenas (como reza el título del último disco de Paco de Lucía). Entonces, cuando lleguen esas cosas, no querré que termine la semana.

Paradójico e incluso caprichoso. Pero así somos, y así nos va (ya lo dijeron los combolingueros).

En fin, hablar del futuro nunca fue mi gran pasión, más bien siempre supuso (supone) una práctica fastidiosa y preferiblemente evitable, aunque en ocasiones necesaria.

Para no llenarnos la boca con el porvenir solemos empantanarnos en el pasado. Otra praxis de la que, creo, abusamos.

Yo prefiero fijarme bien en el camino que voy abriendo cada día, intentando siempre tropezar lo justo y necesario...

...y a ser posible no con la misma piedra.

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